El reparto de “hueso” fractura al frente opositor
12 Ene 2024Opinión de Raúl Rodríguez / El Universal /
Esta semana se abrió una grieta en la coalición aliancista opositora “Frente y Corazón por “México” por el reparto del “hueso”.
El PAN fue echado de la alianza en Coahuila al hacer pública su inconformidad porque el PRI no le entregó las posiciones acordadas en un pacto firmado por las dirigencias de esos partidos y que, al conocerse, permitió atisbar la fragilidad de ese ensamble político.
No alcanzan a verse en la coalición opositora ni un proyecto de nación compartido y de largo alcance (lo que es prácticamente imposible entre partidos cuyas declaraciones de principios son como el agua y el aceite), ni una agenda ciudadana clara y cohesionadora.
Lo que se ve son intereses políticos por el reparto del “hueso”, según deja ver el convenio coahuilense en el que el PAN, a cambo de respaldar el año pasado la candidatura del hoy gobernador priista, Manolo Jiménez, tendría derecho a cinco diputaciones, tres secretarías estatales, 20% de las subsecretarías, la nominación de candidaturas en 14 de los 38 municipios (incluido Torreón), el instituto de transparencia (¿qué no es autónomo?), la ratificación de un magistrado (¿qué no es tarea de un poder independiente?) y seis notarías.
Pero el mandatario tricolor no les cumplió con el argumento de que el referido convenio obligaba al blanquiazul a sacar el 20% de la votación estatal y solo logró el 6%, a lo que el líder nacional panista Marko Cortés, en franca maniobra de kamikaze, hizo pública la prueba del botín negociado para contestar que no estaba condicionado al resultado electoral del año pasado.
El convenio coahuilense detalla lo que anteriormente habían acordado PAN, PRI y PRD: que las candidaturas a gobernadores del Estado de México y Coahuila serían para el tricolor y las de la Presidencia y la jefatura de Gobierno de la CDMX para el blanquiazul. Aun así, panistas y priistas hicieron la farsa de preliminares presidenciales en las que todos acabaron por declinar a favor de Xóchitl Gálvez.
Lo ocurrido en Coahuila es botón de muestra de la manera en que el bloque opositor se disgrega conforme a distintos intereses: los de los partidos integrantes de la alianza, por supuesto; el de Claudio X. González que ha decidido bajar su perfil sin que se vea un grupo empresarial fuerte que apoye la candidatura de Xóchitl quien, por su parte, no alcanza a conformar una estructura operativa funcional, y los de otras organizaciones de la sociedad civil que hasta ahora lucen desperdigadas.
Acaso eso explique que en la campaña de la coalición “Frente y Corazón por México” se diga que ya ha entrado a respaldar su relanzamiento el grupo político del expresidente Felipe Calderón quien, como se sabe, remontó desventajas similares a las que según las más recientes encuestas trae hoy Gálvez frente a Claudia Sheinbaum, para ganar la elección de 2012 por una mínima diferencia de votos, de acuerdo con algunos, o por medio de un fraude electoral, de acuerdo con otros.
¿Podría ocurrir este 2024 algo similar a los ocurrido en 2012? No parece posible porque las condiciones del país son otras, no porque no se ve al frente del INE un consejo general faccioso como aquel que encabezó Luis Carlos Ugalde y no porque, de otro modo, al permitirlo o promoverlo, AMLO terminaría por traicionarse a sí mismo.