Exnúmero dos de la DEA: el “Mayo” busca librar la pena de muerte; negocia ser testigo protegido

WASHINGTON (Proceso).– Jack Riley no escatima para desacreditar el argumento del narcotraficante Ismael el Mayo Zambada García de que fue llevado a Estados Unidos contra su voluntad y sostiene que eso es una cortina de humo para ocultar la negociación de su acuerdo con el Departamento de Justicia para evitar la pena de muerte.

“Es uno de los criminales más inteligentes que han existido y su hijo el Vicentillo (Jesús Vicente Zambada Niebla) sabe cómo negociar con los fiscales del Departamento de Justicia; me consta”, dice Riley durante una entrevista telefónica con Proceso.

Riley sabe de lo que habla. Fue jefe de Operaciones de Inteligencia, número dos de la DEA y encargado de supervisar el accionar mundial de la dependencia federal estadunidense. Además, fue responsable de que el Vicentillo abriera la boca para encauzar y eventualmente capturar a Joaquín el Chapo Guzmán Loera y a Genaro García Luna, entre otros narcotraficantes del Cártel de Sinaloa o criminales ligados a ese grupo.

“El Mayo tiene muchos expedientes criminales en su contra, en tres estados, Texas, California y Nueva York, por lo delitos que cometió, y si es juzgado puede ser condenado a la pena capital”, acota Riley.

El ahora exagente especial de la DEA que goza de su jubilación y de una excelente reputación entre sus colegas, fiscales federales y políticos de su país, se regodea con la versión sobre el supuesto secuestro del Mayo.

“Que se lo crean los ingenuos. Es la mejor versión ficticia que se le pudo haber ocurrido a mis colegas del Departamento de Justicia para ocultar las cosas y un gran argumento legal por parte del abogado del Mayo para eludir la pena de muerte”, sostiene Riley.

En una carta divulgada hace unos días por parte de su abogado, Frank A. Pérez, el Mayo sostiene: “No me entregué y no vine voluntariamente a Estados Unidos, ni tengo acuerdos con ningún gobierno. Al contrario, fui secuestrado y traído a Estados Unidos en contra de mi voluntad”.

Zambada García, capo de capos del Cártel de Sinaloa, apunta que quien lo secuestró y lo subió a la fuerza a un avión para llevarlo a Estados Unidos fue Joaquín Guzmán López, hijo de su compadre el Chapo.

El pasado 25 de julio, el Mayo, Guzmán López y un piloto aterrizaron en un avión privado en el aeropuerto municipal de Santa Teresa, Nuevo México, a unos cuantos kilómetros de la ciudad de El Paso, Texas, para luego quedar bajo la custodia del gobierno federal estadunidense.

Declaraciones confusas

Recientemente y a la par de las declaraciones por escrito del Mayo Zambada, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, emitió una declaración poco clara indicando que “la información que tenían hasta ahora” indicaba que el líder del Cártel de Sinaloa fue llevado en avión a la fuerza al aeropuerto Santa Teresa.

Y para todavía crear más confusión sobre lo que Proceso ha sostenido desde el mismo 25 de julio de este año: que la del Mayo y el hijo del Chapo fue una “entrega pactada”, el embajador estadunidense matizó que el avión en el que llegaron los dos narcos no tenía plan de vuelo.

“No me haga reír”, pide Riley al reportero cuando le pregunta éste sobre lo que argumenta el Mayo y lo que dice el embajador de su país.

“Tantos años que nos pasamos queriéndolo secuestrar, detener o eliminar y ahora lo engañan tan fácilmente. Se entregó y suena a que el Vicentillo fue la clave para eso, porque conoce perfectamente qué hilos jalar o qué botones oprimir con los fiscales federales”, insiste el exnúmero dos de la Administración Federal Antidrogas (DEA).

Testigo protegido del Departamento de Justicia, con una identidad desconocida y pagar una multa de más de mil 300 millones de dólares, viviendo en un punto desconocido de Estados Unidos junto a su esposa e hijos, el Vicentillo, como lo ha documentado Proceso, fue esencial para las capturas del Chapo, otros capos del Cártel de Sinaloa, grupos antagónicos de éste, y para elaborar los procesos judiciales y lograr los arrestos de García Luna y del general Salvador Cienfuegos Zepeda.

“El Mayo tiene que decir que fue secuestrado, de lo contrario tendría que enfrentar sus acusaciones que implican en varios casos la pena de muerte. Su hijo lo ha apoyado en eso, desde antes lo hacía y, como al Vicentillo, a él lo van a llevar y sacar de la Corte durante un año o dos, y luego anunciarán que es testigo protegido, sabe mucho; no habrá juicio”, vaticina justamente Riley, quien como agente de la DEA dedicó casi toda su carrera a intentar detener o eliminar a los jefes del Cártel de Sinaloa.

Proceso por igual ha documentado por medio de la transcripción de las audiencias del juicio contra el Chapo Guzmán en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, a finales de 2018 y principios de 2019, que la DEA por años se ha mantenido en contacto con el Mayo.

Justamente en esa misma Corte donde fue juzgado Guzmán Loera es posible que el Mayo sea también procesado.

Pena de muerte

En Nueva York tiene en su contra cinco encauzamientos por “conspiración” para el trasiego de enervantes y lavado de dinero, entre otros delitos.

La acusación federal de conspiración internacional para trasegar drogas ilícitas implica, para cualquier persona procesada y declarada culpable del delito, una sentencia mínima de cadena perpetua.

Si coopera con los fiscales del Departamento de Justicia, éstos pueden pedir clemencia al juez con el argumento de que coopera para denunciar a sus compinches en el delito, y el castigo deja de lado la cadena perpetua para ser sentenciado de 5 a 15 años en la cárcel.

La pena de muerte en el estado de Nueva York fue abolida en 2004, sin embargo, el gobierno federal de Estados Unidos la puede solicitar y aplicar en ciertos casos cuando los acusados cometan delitos graves en la entidad como el de asesinato o asesinatos masivos.

El 24 de febrero de este año el Departamento de Justicia develó en la Corte de Brooklyn un “superencausamiento” en contra del Mayo por el “tráfico de fentanilo”, sustancia letal presuntamente distribuida por el capo mexicano a la que le adjudican la muerte de decenas de neoyorquinos.

En los estados de California y Texas la pena de capital está vigente, ahí también hay encausamientos por tráfico de estupefacientes en contra de Zambada García, a quien los fiscales tranquilamente le atribuyen la muerte de varias personas a causa del narcotráfico que practicaba.

Riley subraya que las acusaciones en Nueva York en contra del Mayo, y en especial la quinta que tiene que ver con fentanilo, son técnicamente las más plausibles para doblegarlo, “pero está negociando y desde antes lo venía haciendo a través de Vicente, su hijo; lo sabemos todos”.

El exjefe de Operaciones de Inteligencia de la DEA acota que no es coincidencia que en febrero de este año se diera a conocer el quinto encausamiento en contra del Mayo en Nueva York y que meses después  ocurriera su sorprendente llegada “involuntaria” a Estados Unidos. Apunta Riley:

Él y el Vicentillo son más listos de lo que creen los fiscales, siempre los han subestimado. Ahora los tendrán que tratar bien porque saben mucho del narcotráfico en México y de las muchas personas ligadas al Cártel de Sinaloa; no desperdiciarán la gran oportunidad.

Respecto al argumento del embajador Salazar sobre que el avión en el que llegaron los dos narcotraficantes y el piloto carecía de un plan de vuelo, el exnúmero dos de la DEA dice: “En El Paso tenemos al EPIC (Centro de Inteligencia -espionaje-), que monitorea todos los días lo relacionado a personajes y actividades del narcotráfico mexicano a los que tenemos bajo el radar. Sin un permiso entregado con antelación, ningún tipo de aeronave ingresa por aire a Estados Unidos después de lo que nos pasó con los ataques terroristas del 11 de septiembre (de 2001), y el señor embajador lo sabe, otros fingen demencia”.

Proceso