Los ministros supremos y conservadores perderán por default
13 Abr 2025
Opinión de Sabina Berman | El Universal |
Se acerca la votación para elegir nuevos jueces el 1 de junio, y antes de que los conservadores elijan el relato para descalificarla, narro acá cómo ellos mismos provocaron la votación y cómo ellos mismos la perderán por default.
Es decir, por ausencia.
Sucedió así.
Los ministros conservadores de la Suprema Corte, la mayoría por ese año 2018, decidieron recibir todas las controversias presentadas por la Oposición contra las iniciativas del entonces presidente López Obrador, y rechazar las iniciativas del presidente una por una.
¿Era anómalo?
Mucho. Baste decir que del 2018 al 2021 la Suprema Corte rechazó más iniciativas presidenciales que en los 30 años previos.
Fue así como el Poder Judicial se volvió de facto la resistencia contra la Izquierda. El brazo legal de la Oposición.
El Presidente entonces replicó proponiendo una reforma al Poder Judicial. Los ministros no se amedrentaron. Testigos presenciales narran que les causaba risa lo que consideraban la bravata del Presidente.
Una actitud muy arrogante de su parte y sobre todo muy desinformada.
No preveía el arrastre que la propuesta tuvo en una sociedad que no los apreciaba bien. Desde hacía décadas el INEGI había reportado que 2 de cada 3 mexicanos calificamos a los jueces como el grupo más corrupto del país, aún más corrupto que los políticos, aunque menos corrupto que los policías.
Sucedía que en realidad a los ministros conservadores les valían rábanos los mexicanos de a pie. Tenían la certeza de que la próxima elección presidencial la ganaría la Derecha, con Xóchitl Gálvez como candidata, lo que disiparía la noción de una posible reforma judicial.
Fue entonces que empezó a tejerse el relato común entre los líderes del PRI y del PAN, los analistas televisivos anti-Izquierda y los ministros conservadores. Un relato que fue divulgándose en los programas de la prensa conservadora.
El Poder Judicial era impecable. De cierto, era el último pilar de la Democracia. Reformar al Poder Judicial era sinónimo de quebrar ese pilar y de que el templo de la Democracia se desplomara, e iniciara la Dictadura.
Así fue que los ministros conservadores ataron su destino al PRIAN en las elecciones del 2024 –con muy poca suerte. La candidata de la Izquierda, Claudia Sheinbaum, arrasó en las urnas, y pronto le puso fecha a la reforma del Poder Judicial.
Los ministros conservadores tuvieron entonces la oportunidad de repensar su postura. Podían todavía organizarse para participar en las votaciones de jueces que preveía la reforma. Después de todo, ellos contaban con las redes de influencia más extensas y poderosas dentro del Poder Judicial; contaban también con la mayor cantidad de discípulos y protegidos en sus escalafones medios; y los medios de comunicación comerciales sin duda los apoyarían.
Hicieron lo inverso. Alzaron las barbillas para desdeñar la reforma.
No solo renunciaron ellos mismos a participar en la votación de jueces y prefirieron jubilarse con derecho a una pensión vitalicia de 300 mil pesos mensuales, también disuadieron a sus discípulos y protegidos de que participaran.
Participar es traicionar a la Justicia, les dijeron. Traidor quien participe. Es indigno que los jueces sean electos por la gente de a pie. Ir a pedir el voto a las masas: oh, ignominia.
Así llegaremos a la votación del 1 de junio, con solo un puñado de candidatos conservadores y con una apabullante mayoría de candidatos que se auto-nombran de Izquierda.
Ya vendrá la nueva narrativa conservadora que explique esa pérdida como algo distinto. La Izquierda capturó al antes impecable Poder Judicial mediante trucos siniestros. La elección fue una farsa. Ha llegado la Dictadura. Somos Venezuela. No, Corea del Norte. Persígnense.
Pamplinas. La verdad es esta, más simple y más ridícula.
La Derecha perderá al Poder Judicial por default.