Retrato hablado: Claudia Sheinbaum, mujer de ciencias, con la 4T como estandarte
10 Sep 2023

Retrato hablado: Claudia Sheinbaum, mujer de ciencias, con la 4T como estandarte

Quienes la conocen, describen a la morenista como una persona de convicciones; luchadora política de izquierda; leal; mamá y abuela que busca convertirse en la primera mujer Presidenta de México

Arturo Páramo / Excelsior /

Claudia, personaje recurrente en la política académica, de izquierda y de la política mexicana, está a punto de convertirse en la figura en torno a la que comience a girar toda la política, la economía, la vida social, las charlas de familia, las pláticas de café y de bar, las sobremesas. Ilustración: Jesús Sánchez.

Claudia Sheinbaum, declarada como coordinadora de los comités de la cuarta transformación y virtual candidata presidencial, está ante la posibilidad de convertirse en la primera mujer en gobernar el país y coronar así una carrera política de toda una vida.

Sheinbaum ha sido un personaje recurrente en la escena política de la izquierda mexicana, al menos, desde la mitad de los años ochenta, con el surgimiento del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) que se opuso a las reformas impulsadas en la Universidad Nacional Autónoma de México por el entonces rector Jorge Carpizo.

En aquellas maratónicas asambleas en los auditorios universitarios de discusiones entre estudiantes y posteriormente los debates en que le perdieron el miedo a las autoridades universitarias, se gestó una nueva clase de políticos que con el paso del tiempo fueron parte fundamental de los gobiernos de la ciudad de México y que están por llegar, con Sheinbaum, al punto más culminante de la vida pública del país.

Sheinbaum creció en el seno de una familia políticamente activa. Nació en la Ciudad de México en 1962, hija de Carlos Sheinbaum Yoselevitz y de Annie Pardo Cemo. Ella misma ha hablado en entrevistas acerca de cómo a los 12 años participaba en manifestaciones en contra de guerras que se desarrollaban en los años setenta.

DOCTORA AMBIENTAL

La ahora aspirante presidencial ingresó a la UNAM, donde estudió Física en la Facultad de Ciencias y a la par iniciaba su carrera política. Se graduó en 1989 y se postuló al doctorado en ingeniería en energía, el cual obtuvo en 1995, y se convirtió en la primera mujer en obtener ese grado en la historia de la Máxima Casa de Estudios. Posteriormente fue becada por la propia UNAM para realizar un doctorado en Lawrence Berkeley Laboratory, en California.

LUCHADORA POLÍTICA

De vuelta en la Ciudad de México Sheinbaum se reintegró a la lucha política en la capital del país, donde los cuadros más destacados del CEU habían sido parte del

impulso— junto con organizaciones populares, de peticionarios de vivienda, ambientalistas, etcétera— y habían logrado el triunfo en las elecciones en la CDMX, impulsando a Cuauhtémoc Cárdenas.

Carlos Ímaz, su esposo en aquellos días, fue designado para dirigir al Partido de la Revolución Democrática en la CDMX, partido que refrendó la jefatura de Gobierno con López Obrador como candidato. Ímaz también participó en una de las crisis más fuertes para el tabasqueño en su administración y, en la que Sheinbaum, en aquel entonces secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México, puso a prueba por primera ocasión su lealtad hacia López Obrador.

CARRERA POLÍTICA

Desde la secretaría de Medio Ambiente, Sheinbaum puso en práctica algunos de los proyectos en que trabajó como investigadora.

Ya no había marcha atrás. Una vez que Andrés Manuel López Obrador se separó de la Jefatura de Gobierno, en 2005, Sheinbaum también renunció al gobierno capitalino para integrarse de lleno en la primera campaña presidencial del tabasqueño.

En 2006, tras la remontada de Felipe Calderón en el conteo de votos en la elección presidencial, Sheinbaum fue parte del equipo del Partido de la Revolución Democrático que, alegó que un “algoritmo” había ingresado en el sistema de conteo de votos del Instituto Federal electoral, para dar la victoria al panista por un estrecho margen sobre López Obrador.

La hoy virtual aspirante presidencial se integró a la llamada “presidencia legítima” de López Obrador como secretaria de Patrimonio Nacional, y estaría encargada de defender el sector energético de la privatización que pretendía llevar a cabo el gobierno de Felipe Calderón.

LAS ADELITAS DE LÓPEZ OBRADOR

Sheinbaum encabezó el movimiento bautizado como las adelitas de López Obrador y al frente de ese grupo organizó a partir de 2008 varios mítines para oponerse a la aprobación de reformas en materia energética que iniciaron los gobiernos de Calderón y de Enrique Peña Nieto. La resistencia al lado de López Obrador en aquellos días en que el propio tabasqueño –ha reconocido en varias ocasiones- estuvo a punto de flaquear y dejar la vida política. Sheinbaum formó el núcleo duro en torno a López Obrador.

ALCALDESA Y JEFA DE GOBIERNO

En la elección de 2015, Claudia Sheinbaum contendió por la jefatura delegacional en Tlalpan, donde obtuvo la victoria y le sirvió como preparación para conquistar la Jefatura de Gobierno en 2018 haciendo campaña bajo la esfera de López Obrador.

En el cierre de campaña en el Estadio Azteca hubo una señal que parecía premonitoria. El candidato presidencial cedió a una sola persona la tribuna de aquella noche: A Sheinbaum. A partir de ahí fue vista como la más fiel al proyecto de la llamada cuarta transformación.

LOGROS Y DESCALABROS

A partir de entonces, la hoy aspirante presidencial se volvió un personaje cada vez más destacado en la política mexicana en la que se han sumado lo mismo logros como la reducción de los índices de inseguridad en la Ciudad de México, el reconocimiento de la capital como una ciudad global, y un repunte en la economía capitalina con descalabros, como el Colegio Rébsamen y el colapso de un tramo de la Línea 12 del Metro.

FAMILIA

Sheinbaum es actualmente pareja de Jesús María Tarriba Unger. Tiene dos hijos, Mariana Fernanda, a quien procreó con Carlos Ímaz, y Rodrigo Ímaz Alarcón, hijo de éste.

MUJER INCANSABLE

La última ocasión que entrevisté a Claudia Sheinbaum fue en un estudio contiguo a su oficina y que utilizaba para todas sus pláticas con medios de comunicación.

La imagen de la primera ocasión que la vi no había cambiado mucho, menudita, delgada, con su trenza bien atada, directa para hablar de los temas que todo mundo me recomendaba que no se abordaran en la entrevista. Pero con Claudia había una confianza gestada a lo largo de varios años. Varias veces en las campañas presidenciales nos encontramos en las calles, en manifestaciones, en asambleas, en recorridos, en aeropuertos. Incansable, pese a su aspecto frágil.

Ya como jefa de Gobierno, cada mañana -lo difundió ella misma en sus redes sociales- desayunaba en su oficina tras la reunión del gabinete de seguridad huevos revueltos y aguacate, era uno de los platillos recurrentes, para después iniciar con su cargada agenda como jefa de Gobierno hasta que llegó el momento de dar el salto para convertirse en la abanderada de Morena a la presidencia.

Claudia, personaje recurrente en la política académica, de izquierda y de la política mexicana, está a punto de convertirse en la figura en torno a la que comience a girar toda la política, la economía, la vida social, las charlas de familia, las pláticas de café y de bar, las sobremesas. Está a un paso de ser la figura central de todas las discusiones de la vida pública del país.


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