Revelan el oscuro secreto de la huella digital oculta en un objeto que tenía 4,500 años INTACTO
1 Feb 2025
¿Alguna vez pensaste que una huella digital en una vasija pudiera revelar algo tan impactante? Recientemente, realizaron investigadores de la Universidad de Tel Aviv y el Museo Nacional de Dinamarca. Lo que encontraron fue algo realmente sorprendente, tanto que los dejó boquiabiertos.
El hallazgo se basó en un detalle que había pasado desapercibido por siglos: huellas digitales impresas en las piezas de cerámica. Con el tiempo, esas huellas quedaron atrapadas en la superficie de la arcilla y se mantuvieron intactas, permitiendo a los investigadores analizarlas hoy en día. Gracias a esto, pudieron determinar la edad y el sexo de los alfareros que crearon esos objetos. ¿Y la sorpresa? La mayoría eran niños de entre 6 y 13 años.
Estos pequeños no estaban jugando con arcilla por diversión. Hacían tazas, vasijas y figurillas como parte de su trabajo diario. En esa época, la demanda de cerámica era muy alta, especialmente para cosas como los banquetes reales, así que los niños eran entrenados para que hicieran tazas bien uniformes y de buena calidad. Era un trabajo serio y exigente, donde los errores no tenían cabida.
Algo interesante que reveló el análisis de las huellas fue que, al menos en este contexto, tanto niños como niñas trabajaban por igual. Esto llama la atención, porque, aunque hoy hablamos mucho sobre equidad de género, en esa época no es común encontrar ejemplos tan claros de igualdad en las tareas laborales. Esta distribución equitativa nos dice mucho sobre la forma en que las familias y comunidades organizaban su trabajo.
Aunque sabemos que el trabajo infantil ha existido durante gran parte de la historia, lo que hace este hallazgo tan especial es que muestra cómo los niños eran una pieza clave en la economía local. De hecho, estas ciudades del Reino de Ebla dependían del trabajo infantil para poder cumplir con la producción que necesitaban.
Algo similar pasaba en Tel Hama: los niños trabajaban largas jornadas para elaborar las piezas de cerámica que eran esenciales para la vida diaria y las ceremonias importantes. Es interesante ver cómo algunos problemas sociales parecen repetirse en diferentes momentos de la historia. La necesidad de satisfacer una demanda económica lleva, en muchos casos, a que se involucre a los más vulnerables, como los niños. Un simple vaso puede contarnos quién lo hizo, cómo vivía esa persona y qué papel jugaba en su comunidad. Cada huella es un rastro del pasado que nos ayuda a entender mejor cómo era el mundo hace miles de años.
Y aunque algunas cosas han cambiado mucho desde entonces, otras siguen igual. La historia de estos niños alfareros nos obliga a pensar en las situaciones de trabajo infantil que todavía existen hoy en día. Al final, cada pieza de cerámica es justamente un testimonio del esfuerzo y la vida de quienes la crearon, incluso si eran solo unos niños.